ROMA
Los romanos amanecieron en 1972 con un nuevo trabajo de Fellini quien se empeñaba en caracterizar una imagen diferente de Roma y a su vez ser parte de ella.
El guión y las múltiples tomas de escenas modificaban continuamente el rumbo, agréguense las memorias profundas de su vida; su arribo a sus 18 años acompañado de su madre y los anhelos infantiles compartidos con los ciudadanos del mundo cuando Roma se añora. Eso hizo que su trabajo fuera una ardua e inacabable tarea.
En 1945 había colaborado como guionista con Roberto Rosellini para la película Roma Ciudad Abierta, después en 1954 filmo la Calle, donde presentó a Giulietta Masina, su esposa. Las tres películas retrataban vidas en el espacio público. Muestran a romanos con sus modismos, sus gestos, desplantes, querellas, controversias; su machismo, el narcisismo, tanto como su espontaneidad emotiva. Las calles de Roma son prolongación de las casas, paradigma del arraigo; sacan la mesa y a comer, pelean, se enamoran; su voz y sus gritos y cantos resultan propios. Pertenecen a la identidad citadina representativa, juegan con su yo colectivo.
En Roma del 72 sale Fellini a las calles, filma protestas contra él donde los señalamientos de los oriundos se muestran. Él mismo aparece tal y como era por lo menos 7 veces: camina, habla, está con sus colaboradores, con personajes, y a la vez se representa en lo que son sus memorias por ejemplo un niño de entre 5, 7 años o por un joven, traje blanco que al arribar a la Termini se desplazaba con sobrada confianza de sí mismo, lo representará en 4 o 5 escenas más. De manera que Roma también muestra su vida.
Sus deseos manifiestos proyectan su intención de abarcarlo todo a través del lente, arriba, abajo, dentro de autos, por ventanas, aparadores o en los reflejos; siempre un primer plano sobre un segundo, el segundo sugiriendo un nuevo significado. Desde la colina de Villa Borghese nos deja la constancia de esa Roma.
Destaco algunos diálogos de los encuentros que filmo; se acercan jóvenes o viejos y le recomiendan lo que debiera filmar, le indican, “muestra al mundo de ésta y no de otra manera”; ya no es como antes; ahora llena de jóvenes hipéis, de vagabundos habitando las calles o como cuando un estudiante le increpa, no comercialices la imagen, Roma moderna debe enfrentar a problemas fundamentales, el sistema educativo, los sindicatos de obreros, las fabricas, las viviendas, son puntos que le reclaman más que solo contemplar la apariencia; lo que muestra un dialogo abierto consigo mismo, corrigiéndose, debatiéndose, sobre la marcha. El director se contesta “pienso que uno tiene que ser sincero”.
Una escena clave, al parecer, fue el dialogo con el radical Gore Vidal, cuando el comentario resulta proyectivo, ambos escogieron Roma para radicar; es la voz de Vidal que define porque escogió a la ciudad: quiero vivir porque los romanos me agradan, no les importa si vivo o muero, son neutrales como el gato. afirma: Roma es una ciudad de ilusiones, no por casualidad tiene a la iglesia, el gobierno y el cine…una razón más para vivir aquí, cada vez nos acercamos más al fin del mundo; demasiada gente, autos, venenos. Que mejor que en Roma renacida tantas veces, que mejor sitio para espera el fin, por causa de la contaminación, la sobrepoblación. Acto seguido brindan, “por el fin” y comen. En la escena inmediata, oímos y se filma como los asistentes del director corren gritando ¡ya nos robaron la cámara!, y se pierden en medio de la multitud de romanos.
Fellini muestra su habilidad y conocimiento sociológico y los contrasta a partir de su historia de vida, durante los años de la guerra y posguerra. Desde ahí descifra el entramado, retrata a la familia, a lo social de la ciudad y lo liga a los poderes de la iglesia y el estado.
Expongo dos escenas que precisan esta afirmación. a) La función popular en el teatro Barajónda, como escenario del teatro del mundo europeo y b) un desfile elitista de la moda eclesiástica en el Palacio de la princesa Domitila.
a) Las representaciones en el teatro es una obra creada a partir de esas memorias de joven. Muestran a un número de actores que hacen su esfuerzo y se exponen continuamente ante la crítica, el sarcasmo del público con escenas grotescas, trompetillas, lenguaje obsceno, doble sentido. Ambiente cargado de tensión que encuentra ahí su salida. Los artistas tienen que enfrentan la adversidad y la agresión de ese público y el público va a eso a gritar, molestar, burlarse. En el espacio se desahoga y a la vez provoca trifulcas entre sí,
Panne e Circo, legado antiguo para mantener el poder.
En el escenario un hábil bailarín y varios cantantes representativos de la época se desplazan hasta el momento en que de entre ellos tres voces armónicas y entonadas calman a todos. Bruscamente hace su aparición una voz que anuncia, avisa, ordena, el espectáculo se paraliza, se escucha la resonancia del tono triunfador de la victoria, se ha ganado, la nación puede exaltar su sensación de poder. Ahora todos vitorean al unísono se paran, aplauden, saludan al líder fascista que grotescamente hace su aparición, Se hace un saludo miliar seguido de bailarinas con un mínimo de ropa que se desplazan sobre un entablado de acorazado con un inmenso cañón, todos bailan conforme a símbolos sexuales. Una alarma zanjó el espectáculo. Ahora aparece el teatro vació, es el teatro de la realidad, se paga la cuota como consecuencias de la guerra, el teatro acabo con la actuación y las personas tendrán que marchar a su rincón. Van ordenadas susurrando molestia, su miedo, en busca de su sobrevivencia.
Las escenas representadas en acciones y con dialogo tenso se prolongan durante horas, sirven para comer, dormir, gritar, burlarse del actor de si mismos. Por eso están ahí, es la representación de la carpa porque ahí hay luz, sonido, se ven. En otras escenas en lo oscuro Fellini muestra su esfuerzo y desmenuza el riesgo al que llego el poderío del fascismo. Se exagera la exaltación de la idea de nación poderosa sobre el individuo, los individuos. La fuerza que suprima o elimina a cualquiera que discrepa, que se manifiesta, que consigue la unión, resalta la adición al partido por o sometimiento. Utiliza hábilmente el teatro para que se confronten en el espectáculo y hace brillar la nube del líder desdibujado.
Los participantes asistentes mostraron su catarsis emocional gremial agresiva al final una efímera unión para regresar como individuos aislados cargando su propia ansiedad, su miedo, buscando quien los proteja.
No dejemos para el olvido esa parte de la historia que determino la vida en el continente europeo. Sistemas políticos autoritarios en la Italia de B. Mussolini desde 1922, Hitler (1933) en Alemania que la lleva a su holocausto imborrable y las consecuencias tardías en la España de Franco.
b) Las escenas del desfile en el palacio de la princesa Domitila.
Aquí Fellini nos recrea sobre la vida burguesa del pasado, cortes y papas activos implicados económicamente. La princesa Domitila representa la añoranza de esa vida cortesana donde cardenales, monseñores, papas, familia, amigos e hijos, perpetraban privadamente su mundo. El palacio es la recreación de lo que fue una villa Borghese del 1614, la que fue construida por el cardenal Sciopine sobrino del papa Pablo V, 1605-21, este último recordado más por el juicio inquisitorio sobre Galileo. Otro Borghese, Paulina (1805), hermana de Napoleón I queda ahí en la villa como escultura realizada por Canovas, También ahí se encuentra un gran archivo de la obra del renacimiento: Rafael, Cavalier, Caravaggio, esculturas de Bernini entre muchos más. Un Caravaggio está ahí mostrando un carácter opositor, recrea escenas de profundo sesgo humano con personajes en trabajo formales de la vida cotidiana, mezcla el esfuerzo, el sufrimiento, mientras que los otros autores se manifiestan agradecidos de estar al servicio de los amos, gratificándoles con retratos o esculturas, resaltando la belleza o realizando fantasías en representaciones de historias religiosas.
Domitila hija de la princesa Fabiola, nos relata Fellini, habían nacido en el mismo palacio que la madre y ambas eran visitadas por los cardenales y monseñores de su tiempo. En escena Domitila está a la espera de que aparezca el cardenal, quien al llegar saluda a niños con familiaridad, los toca, los llama por su nombre, ya para disponerse a ver el desfile se coloca unos lentes contra el sol. Luego expresa fatigado “la gente ahora que piden audiencia es para decirnos como debe gobernar el papa”, y remata con sarcasmo, fuego para quemar y paciencia para aprender, esa es la lección romana.
El desfile es un peregrinar simbólico, burocrático de jerarquías religiosas, desde novicias hasta monseñores, a la que ocurrente un travestí, ceremonioso y cosificado. El momento culminante ocurre con la aparición, representación o fantasía colectiva, de ver y apreciar a la máxima autoridad: el ocupante en turno de la silla de Pedro. No por coincidencia la imagen representa a Eugenio Pacelli, papa silencioso ante la masacre del holocausto fascista.
Fellini está escenificado el estado religioso de los 70, la que ha olvidado su postulado humanista, el que origino el movimiento y artífice de lo que fue esa religión orientada al hombre, en oposición de la necesidad de la época de mantener múltiples imágenes de adoración, desde deidades animales, astrales o al becerro de oro bien definido y decepción de Moisés al bajar con las tablas. Un estado representado en la película que muestra lo importante que es la riqueza, las luces, los brillos, los ropajes, no importa que cubran calaveras, sinvergüenzas, lo que importa es que brillen. Simbolismo materialista.
Estas dos escenas son el corolario del poder compartido entre el estado fascista y vaticano, no en balde desde las primeras escenas nos muestra en los salones de la escuela primaria dos retratos, el de Mussolini arropando una cruz.
Sin embargo Fellini concibe a Roma como una mujer que define cuando alcanza a Anna Magnani en la madrugada y ante un inmenso portón, le dice: Anna tu eres el símbolo, Roma loba, virgen vestal, aristócrata y verdulera, lúgubre y alegre…, ella le contesta.., anda Federico, vete a dormir.

