LA INVISIBLE REALIDAD INDIVIDUO-SOCIEDAD
Psic. Patricia González Duarte. Psico. Guadalupe Sánchez Enríquez.
Psic. Patricia González Duarte.
Psico. Guadalupe Sánchez Enríquez.
Semsoac. México
“Solamente el desarrollo económico que es
capaz de aliviar la pobreza y la inseguridad;
puede fomentar la felicidad” (1)
INTRODUCCIÓN
El tema de Trauma Social resulta interesante ante una actualidad en la que predomina la inseguridad, la pobreza y la violencia. Para nosotros como clínicos lo es, debido a que estamos convencidos de que para la comprensión de la salud mental y el desarrollo del ser humano es necesario conocer y enfatizar las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales, tomando en consideración la relación individuo-sociedad y superando la concepción del psiquismo del individuo aislado.
Todo trauma es “psico”; es decir, que lo que caracteriza al trauma social- a diferencia del físico o psicológico- es la herida que más allá de causar un daño con emociones negativas o dolorosas, pone en riesgo el bienestar de un grupo social, de diversas partes de la sociedad o de una población en su conjunto. No sólo se trata de los acontecimientos en sí mismos, sino de los efectos del impacto de la tragedia y de los significados que se les atribuyen según las creencias, que dan o no sentido a la condición del trauma. En particular el miedo intenso cuando se es víctima o testigo de un hecho vinculado a la muerte, a la pérdida o gran sufrimiento de otro ser humano, seres queridos, o de personas de la comunidad en la que se vive, también provoca un trauma social innegable.
El choque y los efectos del estrés post-traumático y aumento de enfermedades caracterizan al siglo XXI como una era de “lo extremo y catastrófico” (2) El síntoma social del trauma resulta entonces cuando estos hechos excepcionales o noticias trágicas se vuelven experiencias sociales habituales en ciertas poblaciones, nacionales e internacionales. Los procesos sociales e históricos traumáticos afectan a poblaciones ya de por sí caracterizadas con síntomas o patologías, las cuales no solo no disminuyen con el tiempo sino que aumentan progresivamente con el paso de los años.
Situación Actual. La Fractura. México tiene 120 millones de habitantes, y una historia antigua con el esplendor de la multiculturalidad y varias guerras: el trauma social de origen la conquista; la guerra de independencia, las defensas ante invasiones extranjeras y una revolución social. Es un pueblo con tradición de gente trabajadora, creativa, artesanal, de lucha, que ahora se encuentra en las peores condiciones sociales en “tiempos de paz aparente”
La situación de inseguridad es continua; la estrategia del Estado para su legitimización en los últimos tres periodos de gobierno, estableció una política de violencia y terror como pretexto para combatir el narcotráfico y delincuencia organizada, propiciando la militarización del país, el surgimiento de grupos paramilitares y la consecuente violación a derechos humanos de la población, con la utilización de prácticas como el “terrorismo mediático” para distorsionar la opinión pública y respaldar los intereses económicos y políticos de ciertos grupos de poder (3) y la “doctrina del terror”(4) dejando cadáveres decapitados y cuerpos fragmentados envueltos y tirados; como si la muerte en sí misma no fuera suficiente, crímenes y asesinatos impunes, fosas clandestinas, decomisos, secuestros, desapariciones forzadas, extorsiones a todo tipo a comercios y personas; que han afectado notablemente a la sociedad, a grupos determinados y a las familias en concreto.
La pobreza se ha agudizado. El salario mínimo que gana una persona en México es equivalente a 4 euros diarios. El país bajó en tan solo un año (2013-2014) diez lugares en el nivel de desarrollo humano según la ONU. (5) (6) No hay posibilidades de movilidad de la colectividad para mejorar el nivel social y económico como anteriormente ocurría a través de la educación, sino que ahora el mecanismo de ascenso social es través de ingresar al narcotráfico. La desigualdad en los ingresos es mayor en América Latina, que en el resto del mundo. Las crisis financieras en Estados Unidos sobre todo la del 2009 extendieron la brecha de la desigualdad. El vecino del Norte es el país con mayor consumo de drogas ilegales que necesariamente pasan y se producen en territorio mexicano. Ante un viejo mundo moderno sin muros ni fronteras, el muro construido para impedir el tránsito de personas indocumentadas en la frontera norte de nuestro país, no ha impedido el paso de las drogas
La violencia existe en forma de micro guerras declaradas por parte del Estado hacia el narcotráfico y el crimen organizado, es una amenaza a la situación existencial, manifestada en tragedias cotidianas, que por repetidas afectan la manera en que es percibida la realidad exterior, en particular la herida que una experiencia difícil o excepcional deja en las personas; y al hecho de que estos procesos dejan afectada a toda nuestra población. Las consecuencias para la salud mental o psicosomática se vuelven invisibles, las personas defensivamente aprenden a vivir deprimidas, estresadas y frustradas dando como resultado una baja en su economía, por ausentismo a sus centros de trabajo, por toda clase de alteraciones hacia el interior del grupo familiar; quedando todo como una suerte de resignación y aislamiento contenidos en el espacio del trauma social.
Consecuencias sociales. Las estadísticas sobre los hogares que tuvieron al menos una víctima de delito y el de la población que ha sido testigo de hechos trágicos, se ha incrementado de tal manera, que se ha vuelto parte del espacio y del tiempo cotidiano. Existe una sensación generalizada de impotencia para poder asumir el cuidado, la defensa y la sobrevivencia personal y de los demás, la mayoría de las personas manifiestan tener desconfianza en la impartición de justicia y en las instancias de la seguridad pública, dañando el bienestar, la dignidad y la esperanza de un cambio en la población
A lo anterior se suma el dolor social, fundamentalmente por el miedo que también de manera invisible aumenta y se convierte en algunos en pánico y en terror a sufrir un daño, esta es la forma en que se instaura la “cultura del terror” una forma de control, donde la población civil queda en medio de las estructuras de protección del Estado incapaces de ofrecer seguridad, y por otra parte del crimen organizado y el narcotráfico.
Si aún es válido hablar de clases sociales en México, todas han tenido que hacer cambios perceptibles de rutinas en su lucha por la supervivencia diaria, como salir sin pertenecías u objetos de valor, evitar acudir a cajeros automáticos o no salir por las noches, a menos que sea muy necesario y acompañado, idear estilos seguros de conducir el auto, o al tomar taxis, comprar aditamentos de localización, privatizar calles o vías públicas, contratar seguridad privada, colocar cerraduras electrónicas, rejas y bardas, utilización de artículos de defensa personal (gas pimienta, paralizador eléctrico) perros guardianes; el aprendizaje de artes marciales, especialmente por las mujeres jóvenes (7) y aumento de utilización de teléfonos celulares hasta en población infantil.
Otra alternativa ha sido buscar resguardo en las tradiciones, fiestas y religión, en la intensificación del contacto con la familia y entre los seres queridos, fomentando el estar más “apegados”, más al pendiente, estableciendo redes de comunicación de cuando se sale y llega algún lugar, o quedarse a dormir en casa de amistades y familias para evitar la salida de noche. Los habitantes más pobres si bien siempre han vivido bajo situaciones de alto estrés y violencia, no pueden implementar todos estos aditamentos por razones económicas, aunque a veces lo hacen sacrificando necesidades más básicas.
A pesar de estos esfuerzos, también observamos en la ciudadanía en general una actitud defensiva evasiva, “la memoria del olvido” (8) el olvido de los recuerdos dolorosos para reprimir/ ocultar el sentimiento íntimo y social de vulnerabilidad, injusticia, inequidad, impotencia, y desproporción.
Otra defensa es la negación, por ejemplo cuando las personas al hacer la narración de los hechos, le restan importancia al acto violento, o cuando expresan conformidad, costumbre y hasta se congratulan de que el riesgo no puso en juego la vida, en que los daños sean mínimos, todos tenemos como regla aprendida de voz en voz, entregar las pertenencias, obedecer y someterse al agresor con tal de salvar la vida y evitar huellas permanentes de maltrato físico en el cuerpo. Así esta realidad queda disociada por un lado y exonerada por otro, o aparecen síntomas colectivos, como un estado depresivo, apático o irascible, con enfermedades físicas agregadas. Situación que queda convenientemente inapreciable en los temas de las prioridades educativas, económicas, políticas, de salud y cultura que por ahora determinan el modelo de organización del Estado.
Como contraparte de estas variables de pobreza, inseguridad y violencia, han surgido diferentes movimientos de protesta e indignación, en movimientos y redes sociales, así como organismos de derechos humanos. (9) enfocados a la re-unificación de los tejidos sociales. Hay organismos de derechos humanos que se ocupan de dar ayuda jurídico-asistencial y de preservación de la vida, en donde tanto los afectados como los defensores no suelen tener voz, o espacio para la expresión o elaboración del trauma.
Comprensión psicodinámica y social del trauma. Aportación del psicoanalista. El trauma social también pasa inconscientemente de generación en generación. ¿El cómo?, es un desafío para la comprensión de los efectos y el impacto en la subjetividad individual y colectiva. Se afirma que los efectos del trauma persisten en la segunda y tercera generación de familiares de víctimas. (10 11 12) Actualmente se sabe por la teoría del apego, que la segunda generación está en mayor riesgo de presentar patología.
Cuando la violencia se institucionaliza, el deterioro producido a personas específicas en circunstancias particulares, se generaliza de manera imperceptible a los miembros de la sociedad en su conjunto, a las estructuras que los albergan y a las normas que rigen su convivencia,. ”Se trata de un cambio que altera profundamente a la institucionalidad política, social y cultural y por ello no puede ser pensado sólo en relación a las víctimas directas” (13)
En el Seminario de Sociopsicoanálisis México, hemos visto como psicoanalistas la necesidad, de ampliar nuestra visión más allá del consultorio y la práctica privada, ofreciendo un espacio de reflexión para analizar el fenómeno emocional, social y económico, del trabajo diario de quienes atienden a personas que han sufrido trauma,*mediante sesiones grupales de dos horas por semana, ofreciendo una escucha analítica, contención, sostenimiento y apoyo, con el fin de dar voz a sus experiencias traumáticas, a la elaboración y a la restauración de la memoria, a la integración de las vivencias que enfrentan en sus espacios de trabajo, manteniendo una visión crítica respecto a su marco ideológico, apoyando su firme convicción de cambio social y cultural, además de fomentar el desarrollo a pesar de las adversidades.
Notando que en estos grupos se presenta como sintomatología una disociación entre la demanda emocional apabullante y la respuesta transferencial desbordada o masiva, entre lo doloroso de la experiencia y el trabajo que se vuelve desgastante- burocrático o entre el estado de salud (los padecimientos psicosomáticos) y su relación con el trabajo, que causa desgaste profesional.
Este trabajo es una variante particular a lo que se conoce como “Ayudando a los ayudadores” (Help for the Helpers) (14) se vuelve un trabajo en cadena: los usuarios con una escucha diferente por parte de quienes les atienden y participan en los grupos de apoyo; estos profesionistas a su vez con la escucha analítica por parte de nosotros, y nosotros en supervisión de grupo en una supervisión de pares (“peer supervision”) dentro del seminario. Lo que nos permite reconocer la magnitud de lo perdido y lo destruido como personas y como sociedad, tanto como lo que aún sigue vivo en los participantes, en un proceso colectivo de re-significación de la situación emocional. Trabajar el impacto social, explicitar el miedo y buscar apoyo en relaciones significativas. Los participantes muchas veces encuentran una salida real para enfrentar lo adverso y traumático, y para tomar su vida y emociones en sus manos, con miras al fortalecimiento personal y social que deja toda crisis.
Conclusión El reto para el psicoanálisis es precisamente la época actual, globalizada, interconectada y turbulenta que alienta no sólo el consumismo, el mercantilismo, el uso irracional de la tecnología, para crear la ilusión de que se aminora el encierro en sí mismo y de que hay una mejora económica, sino la violencia y la irracionalidad de las potencialidades humanas por la ambición de dinero y poder, produciendo lo que hoy llamamos trauma social que nos afecta hasta en la intimidad intersubjetiva que se construye dentro del consultorio, y es necesario hacer una cuidadosa observación de la condición de trauma, más allá de un síntoma de neurosis.
Bibliografía
(1) Sachs J. La economía de la felicidad. El País. Madrid, 4 de septiembre de 2011; p. 10.
(2) Hobsbawm E. La historia del siglo XX. La era de los extremos. Edit. Crítica. Buenos Aires 1998.
(3) Carlos Fazio. Terrorismo Mediático. La construcción social del miedo en México. Edit. Debate. México 2013
(4) Klein N. La doctrina del shock, Editorial Paidós. México 2007
(5) El Informe sobre Desarrollo Humano 2014, indica que México se ubicó en el puesto 71 de 187 países. http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=428202#sthash.h2ns99hT
(6) Índice de Desarrollo Humano. ONU. (IDH) es un indicador del desarrollo humano por país, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Se basa en un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno.
(7) Encuesta nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública (marzo de 2014) INEGI
(8) Lechner N. Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política. LOM Ediciones. Santiago de Chile (2002).
(9) Directorio de Organismos de derechos Humanos en México. http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/28/pr/pr41.pdf
(10) Araujo, O., Desatnik, G. & Fernández, L Frente al silencio: Testimonios de la violencia en América Latina. México: Universidad Autónoma Xochimilco e Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia. 1999
(11) Díaz, M El Daño en Niños y adolescentes: Proceso de transmisión generacional (Documento de trabajo) E. ILAS. Santiago de Chile. 1992
(12) Kovalskys, J. (1999). Violencia en la familia: Los mandatos ocultos de la violencia política. En O. Araujo, G. Desatnik & L. Fernández (Eds.), Frente al silencio: Testimonios de la violencia en América Latina. México: Universidad Autónoma Xochimilco e Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia. 1992.
(13) Becker D y Lira E. Derechos Humanos: Todo es según el dolor con que se mira. E.ILAS. Santiago de Chile.1989.
(14) Rothschild B; Rand M. Help for the Helper: The Psychophysiology of Compassion, Fatigue and Vicarious Trauma.E. Norton Professional Books. (2006)
(2) Hobsbawm E. La historia del siglo XX. La era de los extremos. Edit. Crítica. Buenos Aires 1998.
(3) Carlos Fazio. Terrorismo Mediático. La construcción social del miedo en México. Edit. Debate. México 2013
(4) Klein N. La doctrina del shock, Editorial Paidós. México 2007
(5) El Informe sobre Desarrollo Humano 2014, indica que México se ubicó en el puesto 71 de 187 países. http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=428202#sthash.h2ns99hT
(6) Índice de Desarrollo Humano. ONU. (IDH) es un indicador del desarrollo humano por país, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Se basa en un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno.
(7) Encuesta nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública (marzo de 2014) INEGI
(8) Lechner N. Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política. LOM Ediciones. Santiago de Chile (2002).
(9) Directorio de Organismos de derechos Humanos en México. http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/28/pr/pr41.pdf
(10) Araujo, O., Desatnik, G. & Fernández, L Frente al silencio: Testimonios de la violencia en América Latina. México: Universidad Autónoma Xochimilco e Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia. 1999
(11) Díaz, M El Daño en Niños y adolescentes: Proceso de transmisión generacional (Documento de trabajo) E. ILAS. Santiago de Chile. 1992
(12) Kovalskys, J. (1999). Violencia en la familia: Los mandatos ocultos de la violencia política. En O. Araujo, G. Desatnik & L. Fernández (Eds.), Frente al silencio: Testimonios de la violencia en América Latina. México: Universidad Autónoma Xochimilco e Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia. 1992.
(13) Becker D y Lira E. Derechos Humanos: Todo es según el dolor con que se mira. E.ILAS. Santiago de Chile.1989.
(14) Rothschild B; Rand M. Help for the Helper: The Psychophysiology of Compassion, Fatigue and Vicarious Trauma.E. Norton Professional Books. (2006)

¿Por qué lastimamos al personal de salud? Guadalupe Sánchez Semsoac. Julio 2020 La emergencia causada por la enfermedad Covid-19 es un período atípico que altera el estado emocional produciendo angustia por el miedo a morir que reprimimos en la vida cotidiana. Vivimos un malestar social, una condición de trauma social porque no podemos darle un lugar en nuestra propia mente. Se incorpora la experiencia en fragmentos que, inconscientemente se rechazan y que suelen ser dirigidos hacia el exterior, hacia quienes encarnan más vulnerabilidad como el personal de salud. Queremos comprender por qué en México se dan ataques al personal médico y de enfermería a pesar de los llamados a no discriminar, en contraste con otros países en donde se les aclamó espontáneamente como héroes. El psicoanálisis ofrece algunas aproximaciones. La agresión en contra del personal de salud, es una reacción exacerbada de ansiedad insertada en una paradoja para algunos irresoluble: atacar a quien nos puede salvar. Se trata de un estado interno de desorganización mental que carece de la habilidad para discernir cuál es la fuente de peligro o cuál de salvación, porque en estos contextos ambas pueden ser encarnadas en la misma persona como ocurre con las figuras cuidadoras de los infantes que son al mismo tiempo figuras amenazantes. Este paso al acto es un ataque concreto impulsivo e irracional, desesperado por auto preservarse y que trata de eliminar al que cree es agente del mal, percibido como el objeto malo, de odio, culpable de su sufrimiento, disociando lo bueno de lo malo y sin la posibilidad de integrar esos aspectos. El fenómeno va mucho más allá de una discriminación consciente y es más complejo por las motivaciones inconscientes derivadas por una historia socioafectiva previa y un carácter determinado por la situación social económica y cultural en que se creció. En México traemos una historia social de mucha violencia, además una historia de muchos años atrás de maltrato por parte del personal de salud a las y los derechohabientes debido a la falta de recursos en el sistema público de salud. La pandemia re-traumatiza, ¿podrán cuidar de mí para no morir? Observamos respuestas narcisistas de dos tipos. Por un lado, una respuesta narcisista benigna y adaptativa a las distintas etapas de la pandemia, que, aunque niega temporalmente lo que está pasando: “a mí no me va a pasar”, “yo no me voy a morir” que reta inicialmente, pero que evoluciona y enfrenta eventualmente las señales de la realidad. La segunda es una respuesta narcisista de tipo maligna no adaptativa, que es delirante, persecutoria, y que, según Freud, yace en los mecanismos más inconscientes y primitivos de todos los seres humanos que implica omnipotencia del pensamiento, con vivencias de daño, castigo y violencia que destruye. Consideramos que las personas con una historia biofi lica y amorosa serán solidarios, cuidadosos de los demás y podrán tolerar con mayor fuerza esta adversidad. En cambio, cuando vemos estas respuestas violentas encontramos que la desesperanza es alta. Cuando hay desesperanza para poder cambiar la realidad, se es más propenso a lastimar a nuestros seres significativos. Esta aproximación nos permite concientizar que en situaciones extremas nadie está exento de sentir desesperación frustración e impotencia y pasar inconscientemente a la agresión. También es una invitación a que es posible conscientemente tomar acciones balanceadas para “aplanar la curva de la discriminación”. Psicoanalista del Seminario de Sociopsicoanálisis A.C. Agradezco a mis colegas: Dr. Juan José Bustamante, Dra. Patricia González y Dra. Angelica Rodarte su colaboración para esta reflexión. lupssan@hotmail.com

Las guardianas de la salud Tiempos de covid19 en México Patricia González Duarte y Guadalupe Sánchez Seminario de Sociopsicoanálisis AC (Semsoac) Miembros Fundadoras. Julio 2020 Vivir bajo una condición de emergencia sanitaria, una contingencia que nos confronta todos los días con la muerte, se vuelve una condición de trauma para los ciudadanos y para el personal de salud en especial. Las enfermeras, los enfermeros, así como el maestro y las maestras que gozaron en el pasado de una posición de respeto en la sociedad, se fue perdiendo con la modernidad, incluso se infravaloró. ¿Cómo y cuándo se perdió el vínculo con las enfermeras? En medio de esta infravaloración llegaron a la actual crisis sanitaria. Un mes después de que comenzó la pandemia, en Abril 2020, se supo por los medios de comunicación de agresiones al personal de salud, muestras nada solidarias; se les agredió física, social y psicológicamente, se les discriminó, amenaza y hostigó. Los daños iban desde un improperio hasta arrojarles bebidas calientes o cloro, o bien golpearles en un caso, en cuya defensa la enfermera se fracturó dos dedos. Se amenazó en una ocasión con prender fuego a un hospital si se reconvertía a Covid o se les negó la entrada a lugares públicos como supermercados, al transporte público e incluso que entraran a su domicilio. Los agresores fueron hombres o mujeres desconocidos, extraños en la calle, familiares de pacientes hospitalizados o bien de entre el mismo personal de salud e conflicto por tanto estrés laboral. Se trata de un fenómeno que sorprendió al mundo. Proviene de la ignorancia dicen los comentaristas y de los fuertes prejuicios por discriminación. En realidad psicológicamente proviene de un psiquismo con un complejo funcionamiento narcisista que demuestra graves errores de juicio y falta de objetividad, por el miedo extremo a l a enfermedad y a la muerte imposible de regular. La falta de control de impulsividad les lleva a cruzar los límites de lo socialmente aceptado y permitido. La angustia extrema inculpa a las enfermeras de diseminar el virus “a mí no me va a contagiar” antes los lastimo, lo cual causa socialmente indignación. Las guardianes de la salud fueron así estigmatizadas y violentadas. Al mismo tiempo en contraste, han surgido por parte tanto del gobierno, como de empresas privadas, así como de la ciudadanía estrategias para combatir la estigmatización, y frenar la agresión, sensibilizando sobre su difícil situación, valorando su labor, proponiendo en redes sociales y en los medios de comunicación, reconocimiento, a través de aplausos, serenatas y menciones, se pide agradecimiento (en algunas colonias como la de Valle se les celebra como en España) solidaridad y protección, poniendo a su disposición transporte y hospedaje en cuartos de hoteles o en Los Pinos así como alimentación. En México nos tocó la pandemia 2020 en un año de transición de un nuevo gobierno democrático elegido en junio de 2018 y que tomó posesión en diciembre de 2019, en la cual, el personal de salud cobre un papel el más relevante. Atiende a los enfermos de Covid-19 presentando, desde nuestro punto de vista, un sufrimiento emocional incalculable. Además del alto estrés laboral exigidos por la emergencia más allá de sus fuerzas para realizar sus propias tareas dentro del hospital, el dolor de verse contagiados o sus compañeros o el duelo que se pospone cuando colegas mueren por contagio, el agobio de extremar precauciones y la necesidad de estar hiper atentos para realizar adecuadamente los procedimientos de protección y prevención contra el contagio. Descuidarse es un peligro latente para a su vez ,no contagiar a su familia con la que viven. Es importante señalar que cuando se agrede a un solo integrante de la salud o muere por contagio, el dolor termina siendo para todo el gremio. El personal de salud ha reaccionado a través de su jefa solicitando en las conferencias de salud y hasta con lágrimas respeto, que les permitan trabajar con tranquilidad, hacer lo que saben hacer. La tristeza y el coraje que sienten tienen que ser reprimidos manifestándose en molestias físicas y síntomas psicopatológicos ya que no pueden responder con violencia ni expresar sus emociones, se saben indispensables y cruciales en este momento en el desempeño de sus funciones a favor de la vida. Históricamente el personal de enfermería, ha luchado desde el siglo pasado para que se les considere como profesional calificado para dar cuidados de calidad. Tienen arriba de ellas una jerarquía médica de carácter autoritario predominantemente, aunque sean licenciadas en enfermería, algunas con estudios de postgrado. Son responsables de los enfermos y su privacidad, el contacto con la familia, el principal enlace entre esta familia y el paciente. En muchas ocasiones guían y son el soporte y respaldo de médicos internos, residentes y personal de base, no son meras ayudantes dependientes de ellos para realizar sus procedimientos, suelen ser proactivas y tener iniciativas y recibir la alta demanda emocional de los familiares. En general, son sensibles y desarrollan mecanismos de defensa ante el dolor físico y emocional, reducen y o tratan de evitar el sufrimiento humano, ayudan a prolongar la vida, controlan riesgos, también su objetivo es curar enfermedades, así como rehabilitar, recuperar y promover la salud. Suelen ser receptivas y sensibles ante la ansiedad, depresión e incertidumbre y mucho más ahora con el paciente Covid 19 hospitalizado, grave e intubado. Como la investigación ha revelado, las cuidadoras (mayoritariamente mujeres) de personas enfermas, con discapacidad o vejez, están expuestas a lo imprevisto, a la muerte y por supuesto al burnout o desgaste profesional y es natural e inevitable que vayan desarrollando mecanismos de defensa que les lleva a reaccionar muchas veces con distancia, frialdad o indiferencia. Cada vez que una persona muere, el personal de enfermería se enfrenta de manera inconsciente con su propia muerte y vulnerabilidad, sus emociones oscilan entre su servicio ´el deber de la vida y la conciencia de morir´. Su rol es parecido al de una madre. Pero permitámonos conocer según nuestra experiencia tratando en psicoterapia a enfermeras y médicas, cómo es un día hábil en la presente emergencia y así comprender la mística y vocación de estas profesionales de la salud, su parte humana. Durante el día laboral en sus ocho horas de trabajo-que se convierten en más horas dado que se ayudan entre sí- no comen, no duermen, no toman agua y no van al baño y no lo hacen porque tienen que vestirse, con tres o cuatro capas de ropa esterilizada con la que se están protegiendo y prefieren no moverse, ni quitarse los gogles, caretas o guantes, ya que tardarían mucho más de lo que se tardan habitualmente. No quieren desperdiciar material que tiene que irse a la basura especial o volver a ser después esterilizado. Tampoco se sientan porque las condiciones de atención a un enfermo pueden cambiar súbitamente. Se quejan de problemas varios, como de várices, o inflamación cuando diariamente tienen que estar haciendo otros procedimientos, dentro del hospital, de preparar cadáveres para que se los lleven, ayudar a la identificación, etc. Además, enfrentan pacientes que se ponen nerviosos porque no ellos dicen no saber si hablan con un hombre o una mujer, no se ve la cara ni las expresiones faciales, razón por la cual decidieron portar un gafete con fotografía y su nombre. Lo que más les preocupa y da miedo es la intubación endotraqueal, porque se abren las vías respiratorias y se exponen directamente frente al virus. Comentan que también platican con sus pacientes sobre su vida, sus preocupaciones y ofrecen contención de manera intuitiva a las emociones derivadas del aislamiento y de la separación brusca de su familia, por si fuera poco, y con las energías que les quedan sirven de enlace entre pacientes y familia a través del celular. Todo lo anterior les trae consecuencias que es necesario conocer para brindarles el reconocimiento que merecen por este sacrificio único y especial que les toca inevitablemente. Las mascarillas ejercen presión sobre el cuello, les jala hacia delante y las encorva, la presión sobre los músculos de la cara les deja marca y a algunas pieles les hace heridas, los lentes además de empañarse lesionan la piel, las batas protectoras los mantiene permanentemente húmedos por el calor del cuerpo y el sudor, los dedos de tan húmedos que quedan se les forman pequeñas heridas. También con los hombres está sucediendo esto. Como consecuencia de lo anterior, algunos miembros del equipo de salud desarrollan dermatosis, se deshidratan, están presentando problemas renales, es decir la están pasando muy mal lo que tiene incluso consecuencias psicológicas, experimentan signos de depresión, ideas de muerte, agotamiento, desesperación, ataques de pánico y requieren contención y apoyo psicoterapéutico. Como profesionales de la salud mental recomendamos la necesidad de darles apoyo y contención emocional por el estrés laboral y toda la carga psicológica que cotidianamente enfrentan durante esta situación de crisis, para evitar que pierdan la confianza, la seguridad y la esperanza. El tema requiere realizar la investigación conducente para comprender y prevenir fenómenos sociales como este.